No me doy cuenta
de que estoy solo en casa hasta que hago un alto en mis problemas de Cálculo
para buscar algo de comer. Matt ha salido por ahí con Alyssa, al cine según la
nota que me ha dejado en la nevera. Ya me veo cenando una pizza congelada mientras
veo reposiciones de CSI Miami cuando
suena el timbre. Me pregunto interiormente si esperaba Matt visita, y lo cierto
es que me quedo un poco a cuadros cuando abro la puerta y veo al otro lado a
Prue, Synnöve y Clary. Como Prue es hermana de Alyssa, lo primero que se me
ocurre es:
—Alyssa no está
aquí. Matt y ella han salido.
—Sí, ya lo sé,
han ido al cine —dice con desparpajo. Su expresión se vuelve más comedida al
decir—. Estábamos estudiando y se nos ha ocurrido que tú también debías estarlo,
así que se nos ha ocurrido que podíamos cenar juntos.
Bueno, no es mala
idea.
—Claro —me hago a
un lado para invitarles a entrar.
Ellas pasan hasta
la cocina, literalmente. Han hablado de cenar, pero no traen nada, lo cual me
hace pensar que si planeaban saquear nuestra nevera, se van a llevar un buen
chasco. Somos tíos, vivimos al límite.
—¿No tienes nada
de comer? —Pregunta Prue ante la evidente falta de provisiones.
—Podríamos pedir
comida china o algo así —propone Clary.
—Tengo por ahí un
folleto —comento.
Me escabullo
hasta mi cuarto y revuelvo los cajones hasta dar con el famoso papelito del
restaurante que hay dos manzanas más abajo, rogando interiormente que las
chicas no hagan aquello a lo que están predispuestas genéticamente, es decir:
husmear. Tengo la habitación hecha un desastre. Por suerte, cuando vuelvo a la
cocina, están las tres sentadas ahí, muy modositas.
—Bueno, ¿qué
vamos a tomar? —Pregunto—. ¿Cuántos rollitos primavera pido?
—Yo quiero uno —declara
Prue.
—Y yo otro. Y pan
de gambas, por favor —añade Clary.
—Ah, y arroz tres
delicias, cerdo agridulce… Bueno, con eso nos llega, ¿no crees? —parlotea Prue.
—Sí.
Apunto sus
comandas en el reverso de la nota de Matt, y añado pollo con setas y bambú para
mí. Entonces me doy cuenta de que Synnöve no ha dicho qué es lo que quiere
ella. Levanto la cabeza para mirarla y pregunto:
—¿Tú qué vas a
tomar, Synnöve?
Ella da un
respingo y mueve los ojos en todas direcciones antes de contestar
entrecortadamente:
—Pues… chop suey
está bien…
—¿De qué?
—De pollo…
—Vale —lo apunto
sin inmutarme demasiado, pero añado—. Veo que a los dos nos gusta el pollo.
—A todo el mundo
le gusta el pollo —interviene Prue.
Creo detectar cierto
desdén en su voz. Deben ser imaginaciones mías, no he dicho nada malo, ¿verdad?
Cuando pregunto
quién quiere llamar al restaurante, se hace el silencio. Me figuro que eso
significa que me toca a mí hacerlo, así que cojo el teléfono fijo y marco, acodándome
en la encimera de la cocina, mirando por la ventana, lo que no impide que vea
claramente gracias al reflejo del cristal cómo Prue arrastra a Synnöve al baño…
Si ya sabía yo que la pobre Sy lo iba a pasar mal... No creo que Prue vaya a dejar que nadie le arrebate a su chico, ni Rita, ni Sy. Esto se pone interesante!! Un capítulo magistral, como siembre. Besitos!
ResponderEliminarHola: me encantan tus historias. Tienen ritmo y tensión... Felicidades y seguimos en contacto
ResponderEliminar¡Gracias por vuestros comentarios! Pronto sabréis más de la historia...
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