Dicho y hecho, como
anuncié que haría, fui en busca de Matt.
No soy de las que
persiguen a un hombre. Es más, quizá sea precisamente por eso por lo que he
estado a punto de perderle, si es que no ha sucedido ya. Me resistí a ir tras
él, usando mi trabajo como excusa. Ahora tengo mi propia revista y, después de
un año publicándose con un buen volumen de ventas, me atrevo a dejarla un poco
más en manos de mis colaboradoras. Me he decidido así a volverme hacia otro de
mis más acuciantes asuntos pendientes: mi novio, Matt.
Fue más fácil
decirlo que hacerlo. Sí, viajé hasta Londres, pero una vez allí no encontré el
valor para encararme con él tan rápido como habría presumido. Ha habido cierta
distancia entre nosotros y sé que salió con Valentina, pero no sé si llegaron a
algo. Me he retrasado en esa confrontación, asegurándome a mí misma que tenía
otras cosas que hacer instalándome de vuelta en mi loft y trasladando mi fuerza
de trabajo. Sin embargo, llegó un momento en que no pude retrasarlo más. Fue
entonces cuando subí a su ático.
Pocas veces en mi
vida he estado tan nerviosa como cuando llamé al timbre. Él, en cambio, me
sostuvo la mirada con mucha calma al hacerse a un lado para dejarme entrar.
Tomé asiento en uno
de sus sofás de cuero y él me imitó.
—Seguro que piensas
que debería haber sido yo quien fuese a buscarte —habla él primero—. Si has
venido a mandarme a tomar viento, lo entenderé.
Me revolví incómoda
en mi asiento. La verdad es que no se me había ocurrido que él debiera ser el
primero en venir a buscarme, pero no le faltaba razón. A fin de cuentas, él fue
quien hizo mal.
—Imagino que tu
sentimiento de culpabilidad está relacionado con Valentina. —Voy directa al
tema.
Matt baja la
mirada, y adivino por su pose que esta vez es él quien está nervioso.
—No sé qué es lo
que has oído… —comienza a decir.
—Que os visteis —le
corto—. Es todo cuanto necesito.
Matt suspira.
—Alyssa…
—Sólo quiero saber
qué pasó entre vosotros. Me han recomendado lo contrario, pero si voy a morirme
de celos, quiero conocer los detalles de por
qué.
Él vuelve a
suspirar.
—Si te digo que no
hicimos nada, ¿me creerás? —No respondo de inmediato. Le miro fijamente, y él
prosigue—. Es cierto que nos vimos, y creo que Valentina quiso que hubiera algo
más. Creo que… Alyssa, la verdad es que creo que en cierto momento yo también
lo quise.
Trato de expulsar
el aire que estaba reteniendo en los pulmones, y hasta eso se me quiebra al
escucharle.
—Pero… acabas de
decir que no llegó a pasar nada.
—Porque no pasó.
Alyssa, estoy siendo sincero contigo, esperando que puedas perdonarme por haber
deseado a otra mujer… aunque nunca haya llegado a pasar nada con ella.
La tensión de los
últimos minutos se agolpa en mis oídos y por un instante sólo oigo los latidos
de mi propio corazón. Me permito perder la compostura al recostarme en el sofá.
Le creo con tanta intensidad que el alivio me golpea casi con violencia. Oigo a
medias sus siguientes disculpas, su arrepentimiento centrado en haber salido
con otra mientras yo estaba ocupada trabajando tanto.
—Pero quiero
hacerlo todo bien a partir de ahora. Quiero estar contigo para siempre, Alyssa.
¿Te casarías conmigo?
Su proposición me
pilla completamente por sorpresa. No me había planteado el matrimonio. Y sin
embargo…
—Sí. Pero no
todavía.
—¿No todavía…?
—Cuando esté lista,
te lo diré.
Matt parece aturdido,
pero accede:
—De acuerdo.
Esperaré.
No puedo evitar que
me entre la risa floja, y entonces él se sienta a mi lado y me abraza. Pese a
todo, tenemos algo que celebrar.
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