lunes, 28 de mayo de 2012

Seguimos centrándonos en Sabrina

La última entrada de este mes sigue estando dedicada a nuestra nueva inquilina, que ya habréis comprobado que se las trae...


Se ha negado a meter pintores, pero detesta el color de las paredes. Quizá más adelante lo cambie; Sabrina es incapaz de pasar demasiado tiempo sin imponer su voluntad. Pero por ahora está demasiado ocupada con ese disco...

sábado, 26 de mayo de 2012

Sabrina Superstar


Cuando Matt me dijo ayer que íbamos a vivir con una estrella del pop, escupí los cereales que estaba comiendo. Literalmente. Es decir, ya vivimos en una casa llena de chicas guapas, y ahora viene otra más, que además es… bueno, famosa. Muy famosa, porque algunas de nuestras vecinas ya salen en las revistas, pero Sabrina Mangano está a otro nivel. Todavía recuerdo a mis padres discutiendo cómo iban a ocultar de mi inocencia adolescente la indecente portada de Una giornata particolare cuando pensaban que aún no había vuelto del instituto. Claro que, después de eso, mis amigos y yo fuimos al centro comercial a mirar esa incendiaria portada, sólo a mirarla. De hecho, no conozco la letra de una sola de sus canciones, aunque puedo tararear un single o dos. Son canciones muy pegadizas, después de todo. Y ahora, esa chica va a vivir con nosotros. Todavía estoy alucinando.
—¿Cuándo se instala? —Le pregunté a Matt.
—No lo sabemos seguro —respondió—. Un día de éstos. Ya han empezado a traer sus cosas.
Menos mal que me lo dijo él, porque yo ni me enteré. Es lo que tiene vivir en el ático: nunca ves pasar a nadie por la escalera.

Cuando salí de casa esta mañana camino de la Escuela, me pasó una de esas cosas que suceden a veces: no piensas nunca en algo, alguien te lo menciona y entonces aparece por todas partes. En el autobús sonaba una de sus canciones, las dos chicas que iban sentadas detrás de mí cotorreaban acerca del modelito que llevó en no sé cuál gala que hubo el viernes pasado y justo en la parada que hay delante de la Escuela habían colocado un cartel publicitario de una marca de maquillaje en la que sale ella lanzando un beso a la cámara. Como las cosas sigan así cuando se venga a vivir al edificio, voy a acabar con sobredosis de Sabrina Mangano.
De hecho, voy pensando en eso cuando entro en clase, y apenas he soltado la mochila cuando me asalta James:
—Tío, ¡no sabes lo que me he comprado!
Enarco una ceja, sin reprimir una sonrisa divertida.
—Pues claro que no —contesto.
Como respuesta, James se limita a balancear un ejemplar de la revista GQ delante de mis narices. En la portada aparece Fernando Torres, y le miro con cara rara:
—¿Debería emocionarme?
James chasquea la lengua:
—Tú y tus mundos de yuppie. Mírala y llora.
Pasa con presteza las páginas de la revista hasta llegar a una foto a doble página en la que sale (cómo no) Sabrina Mangano.


—“Sabrina Mangano se lo quita todo” —sisea, triunfal, como si la hubiera convencido él mismo.
—“Menos los zapatos” —completo la frase. Le miro de reojo antes de señalar—. Pero si no se le ve nada.
—Bueno, así deja más a la imaginación —protesta James.
Si le digo que voy a vivir bajo el mismo techo (comunitario) que su diosa, se muere. Y no creo que a Ellen, que por cierto, hoy no ha venido a clase, le haga mucha gracia.
—¿Qué estáis mirando?
O a lo mejor sí que ha venido.
—Evan me está enseñando una revista que se ha comprado —suelta James con descaro, antes de que pueda reaccionar. Será capullo—. Tío, lo que a mí me interesa es la sección de coches.
Ellen se asoma por encima de mi hombro y claro, ve la foto. Me lanza una mirada cargada de censura, pero por suerte me conoce lo bastante, y a su novio también, como para decir en voz alta:
—Bueno, cuando acabes de mirar los zapatos de tacón puedes devolvérsela a mi chico.
James corre tras ella tratando de excusarse, y antes de que entre el profesor aprovecho para pasar la página y fingir no mirar la siguiente foto mientras leo los párrafos resaltados de la entrevista.


La verdad es que ahora me gustaría leérmela con más calma. No soy ningún especialista en Sabrina Mangano, así que desconozco los detalles del robo en su casa y todo eso, aunque sé que hubo mucho lío. Normal, a mí tampoco me haría gracia si entrara un desequilibrado en mi cuarto y se pusiera a husmear entre mis cosas.


El profesor entra en el aula y nos colocamos todos en nuestros sitios. Apenas tengo tiempo de echarle un vistazo a la última foto cuando me quita la revista:
—Señor Jameson, ¿le importa dejar a las macizas para sus ratos de ocio?
—Esto… —balbuceo, cortado. Toda la clase me está mirando y noto cómo me pongo colorado hasta las orejas.
—Se la devolveré cuando termine la clase —le echa una ojeada antes de cerrarla—. O mañana, quién sabe.
Oigo risitas a mi espalda, y no necesito volverme para saber que se trata de James.


Al final me quedo en la Escuela hasta bien entrada la tarde, ya que le dejo a James las explicaciones si quiere recuperar su revista (y quiere, claro que quiere), pero tengo pendiente un trabajo, así que paso unas horas en la biblioteca, haciendo fotocopias y demás. Cuando vuelvo al apartamento, falta apenas una hora para la hora de la cena. Matt se ocupa de todo, y por lo general no es quisquilloso con los horarios, pero como está muy implicado en el proyecto en el que trabaja ahora, seguramente estará liado hasta medianoche, y hace un descanso para cenar. Aprieto el paso para que no me pille el toro y dejo que la puerta del portal se cierre tras de mí, pero no la oigo. Cuando me doy la vuelta, me topo con un rostro que ha estado persiguiéndome todo el día.


Sólo que ahora está vestida.
—Éste es el número 34 de la calle, ¿verdad?
—S-sí —respondo.
—Soy la nueva vecina —me estrecha la mano—. Puedes llamarme Sabrina.
Oh, Dios. Puedo llamarla Sabrina.

martes, 15 de mayo de 2012

Sólo con zapatos


Subo como una exhalación hasta el apartamento de Pam, y ni me molesto en llamar: tengo el segundo juego de llaves del piso, así que entro, como quien dice, hasta la cocina. Pam está en el cuarto de baño, sometiéndose a su ritual diario de maquillaje.
—Buenos días, Savannah.
—¿Buenos? No te parecerán tan buenos cuando te enteres de quién se viene a vivir al bloque.
Mi tono de voz logra que se aparte del rímel durante un segundo para lanzarme una mirada fugaz.
—¿Quién? —Pregunta al fin.
—Sabrina Mangano.
Al principio, Pam no dice nada: se limita a seguir aplicándose el maquillaje en los ojos, muy concentrada. Finalmente pregunta:
—¿De qué me suena ese nombre…?
En vez de explicárselo directamente, le tarareo la pegadiza melodía de On the rocks, que amenizó uno de los desfiles en los que trabajamos juntas. El público sólo la oyó de fondo mientras desfilábamos, pero nosotras acabamos de la cancioncita de marras hasta las narices, porque la escuchamos durante horas y horas en el mes y pico de ensayos previos al desfile. La estrategia surte efecto, ya que a Pam se le demuda la expresión por completo.
—¿Me tomas el pelo? —Pregunta.
—Ya me gustaría —suspiro—. Y yo que me mudé aquí buscando el anonimato, viviendo bajo el mismo techo que ella, no creo que sea posible.
—¡Eso no es lo peor! —Exclama de repente Pam, soltando en el lavabo el rizador de pestañas, que rebota con un estridente sonido metálico—. ¿Has leído sus declaraciones alguna vez? ¡Esa tía es el sueño de cualquier hombre! Seguro que se deja hacer de todo.
No logro evitar que se me descuelgue la mandíbula.
—Lo dices por Matt, ¿no?
—Pues claro —responde ella, aplicándose colorete.
—Supongo que no habrás olvidado que no es tu novio.
—Has olvidado añadir un “todavía” al final de esa frase, Savannah, querida —especifica, haciéndome poner los ojos en blanco.
—Lo que tú digas. Acabo de comprar la revista GQ al ver que ella salía en portada.
Extiendo el ejemplar ante mí y leo en voz alta:
—Sabrina Mangano: “Me divierte escandalizar a quienes se las dan de abiertos y progresistas”.
Enarco las cejas ante el titular, y Pam sentencia:
—Es un zorrón.
—Pam…
—Y probablemente tenga alguna clase de complejo. Por eso le gusta tanto desnudarse en público.
—¿Desnudarse? ¿No crees que exageras?
Pero me quedo con la palabra en la boca cuando, pasando las páginas al azar, me topo con el reportaje protagonizado por Sabrina. Pam me lanza una ojeada y pregunta:
—Desnuda, ¿a que sí?
Suspiro y leo en voz alta el nombre del reportaje:
—“Sabrina Mangano se lo quita todo (asterisco)”.
—¿Y a qué se refiere ese asterisco?
Tan sólo un poco más abajo se halla la aclaración:
—“Menos los zapatos”.
Efectivamente, el reportaje presenta una serie de fotografías en las que aparece nuestra futura vecina como su madre la trajo al mundo, pero luciendo varios pares de espectaculares zapatos de tacón alto. En su defensa alegaré que no se ve nada en dichas fotos, pero eso no cambia el hecho de que, cuando entre por la puerta, nosotras habremos visto más de ella de lo que suelen hacer los vecinos normales, y probablemente los chicos del ático lo hayan visto también.
Pam me arrebata la revista mientras dice:
—Déjame ver.
Su expresión mientras examina el reportaje es todo un poema. Finalmente, bufa al tenderme la revista:
—Qué vulgaridad. GQ solía tener más glamour.
No es que a nosotras nos llegaran a fotografiar nunca en GQ, claro. Bueno, yo salí en una foto con Ray cuando hicieron un reportaje sobre él, pero todas sus modelos fetiche salíamos. Y eso que él insistió en una foto en la que saliéramos sólo los dos. Pero eso no viene al caso.
—Sólo quería informarte de lo que se nos viene encima —le digo.
Pero por la cara que ha puesto, sé que se ha tomado mi aviso en relación con Matt y su plan de invasión total en la vida de nuestro arquitecto, aunque yo más bien me refería a todo el asunto de los paparazzi que previsiblemente invadirán la calle, si no el barrio entero, durante varios meses. Si no fuera porque ya me he instalado y me gusta la zona, volvería a mudarme.
—En fin —suspiro—, espero que tener a Sabrina en el edificio no nos cause muchos problemas.
Pam me da la espalda mientras guarda sus cosméticos.
—Oh, no te preocupes por eso —dice—. Como no se ande con ojo, los problemas los va a tener ella.
Enarco una ceja con incredulidad. No conozco a Sabrina Mangano, pero creo que Pam podría haber dado con la horma de su zapato.

viernes, 11 de mayo de 2012

Sabrina

Modelo: 2010 Convention Dynamite Girls Design a Doll Studio Sooki (Integrity Toys, 2010)
Molde de cuerpo: DG
Molde de cara: Sooki
Sabrina Mangano en 2012


(De Wikipedia, la enciclopedia libre)

Sabrina Shiori Pell (nacida el 7 de mayo de 1987 en Tokio, Japón), más conocida por su nombre artístico Sabrina Mangano, es una cantante y compositora británica. Tras su repentino salto a la fama con una versión de la canción Boys (summertime love) de Sabrina Salerno, Mangano fichó por el sello Virgin, con el que ha publicado tres álbumes de gran éxito comercial, y actualmente se halla en preparación de un tercero.

Primeros años
Sabrina Pell nació en Tokio, hija de un arquitecto británico y una ejecutiva japonesa. La joven se crió en la capital nipona, pero abandonó el instituto con la esperanza de labrarse una carrera como modelo. A la edad de dieciséis años se marchó a Londres, donde se apuntó a una agencia y se presentó a varias pruebas sin demasiado éxito a pesar de su exótica belleza. Para matar el tiempo, realizó un curso de solfeo básico en el que descubrió que su susurrante voz sonaba bastante bien cuando cantaba, así que grabó el EP Boys (summertime love), encabezado por la versión homónima de la famosa canción, ya con el nombre artístico Sabrina Mangano, añadiendo a su nombre de pila el apellido de una de sus actrices favoritas, Silvana Mangano. Ésta pasó de sonar en emisoras indies a convertirse en un hit veraniego, y su fulminante éxito le valió un contrato con el sello discográfico Virgin.

2003-04: Una giornata particolare

Artículo: Una giornata particolare

En su álbum debut, Mangano optó por el título original de la película italiana Una jornada particular, ya que, según ha admitido la artista, Italia le fascina sobremanera, y “le gustaría ser italiana”. El álbum, compuesto por doce canciones, obtuvo un gran éxito, pero también provocó un sonoro escándalo debido a la portada, más tarde censurada, y al contenido de las letras de las canciones escritas por la propia Mangano, de contenido sexualmente explícito. La artista obtuvo nominaciones a los Grammy gracias a este primer disco, de los que ganó el Grammy a la Artista Revelación. La gira A special day duró hasta noviembre de 2004.

2006-08: Fasten your seatbelts

Artículo: Fasten your seatbelts

El esperado segundo álbum de Sabrina Mangano terminó de forjar la leyenda de la artista perseguida por el escándalo. A las desinhibidas letras de sus canciones se sumaron sus directas declaraciones a la prensa, en las que apuesta por una sexualidad femenina libre de tabúes que considera anticuados. Fasten your seatbelts mantiene la tónica de Una giornata particolare desde el primer single, Peeping tom. Fasten your seatbelts vendió 20000 copias en su primera semana en lista y contó con su propia gira mundial, también llamada Fasten your seatbelts, que culminó con un espectacular concierto de cierre en Londres en febrero de 2008.

2009-11: Dominant, paréntesis y problemas legales

Artículo: Dominant

Las sesiones de grabación del tercer álbum de Mangano se prolongaron más de lo esperado debido a problemas de producción que estuvieron a punto de romper el contrato existente entre la artista y Virgin. El título del álbum, Dominant, fue anunciado por la propia Mangano en una entrevista concedida a Vogue en agosto de 2009. Un mes más tarde vio la luz Secrets, el primer sencillo, muy aclamado por la crítica pero de escasa recepción en el público más fiel de Mangano, que echaban de menos sus letras pícaras. Esa llamada de atención recibió su respuesta con el segundo sencillo, Do you like them naughty?, que coincidió con el lanzamiento del álbum. La gira que le siguió, más corta que las anteriores, suscitó numerosos rumores que Mangano cortó por lo sano al declarar que estaba “física y emocionalmente agotada” y que después de la gira se tomaría unos meses de descanso.
Lamentablemente, poco le duró a la intérprete el parón. En junio de 2011, un fan se coló en la mansión de la artista mientras ésta se encontraba de viaje en la Costa Azul y se fotografió en diversas estancias de la vivienda, además de sustraer varios objetos personales de Mangano. La cantante denunció los hechos pero no se detuvo al culpable, Robert Hamilton, hasta octubre del mismo año, después de que éste colgara las fotos tomadas en casa de Mangano en su cuenta de flickr. La tramitación de la denuncia y los juicios se han prolongado hasta abril de 2012.

2012-: Cuarto álbum y otros proyectos

Después de mudarse a un céntrico bloque de apartamentos, Mangano ha declarado sentirse “con muchas ganas de trabajar” y se encuentra en proceso de composición y grabación de su cuarto álbum, cuyo nombre aún no ha sido revelado. Sí sabemos que será su último disco bajo el sello Virgin, ya que el contrato de la cantante no será renovado. Mangano ha expresado su intención de montar su propia discográfica.
Además de ese cuarto álbum, Mangano ha grabado el sencillo What if?, que sonará en la banda sonora de la película ¿Y si el amor no es la respuesta? Aunque se especuló con un cameo de la cantante en la cinta, fuentes de la productora han negado dicho nivel de colaboración. El sencillo formará parte del cuarto álbum de Mangano.

Otras aventuras profesionales
Sabrina es una de las participantes habituales del concurso Who wore it better?. Ha aparecido en Season 1 - Session 9Season 2 - Session 1 y Season 2 - Session 12.

Vida personal
A pesar de sus incendiarias declaraciones y su aparente gusto por el escándalo, Mangano mantiene un férreo control sobre la información que se filtra a los medios, y aunque se ha rumoreado mucho sobre sus relaciones sentimentales, sólo se le puede relacionar en serio con tres hombres: el actor estadounidense Jasper Ellington, el modelo ucraniano Kyrylo Burczak y el escritor de novelas de ciencia-ficción Gary White.
Otro de los motivos por los que Mangano levanta ampollas es su extrema delgadez, de la que distintos medios han expresado sus quejas por considerarla un mal ejemplo para las jóvenes de todo el mundo. La artista ha reaccionado contra estas críticas con estas palabras: “Si alguien echara un vistazo a mis fotos del instituto, hallaría que siempre he sido así. Mis padres también lo son. Soy delgada por naturaleza, no sigo ningún régimen en particular. Lamento que mi fisonomía sea un mal ejemplo, ¿debería ponerme a engordar ex profeso?”. Mangano colabora con varias asociaciones en contra de la anorexia nerviosa, ya que, según medios japoneses, su mejor amiga del instituto padeció la enfermedad a la edad de quince años.
Actualmente, Mangano es la imagen de la marca de cosméticos MAC en Asia.

Fuentes:
- Entrevista a Sabrina Mangano: Quince minutos con