Las sorpresas en esta casa son un no parar. Ayer, cuando volvía de tomar una cerveza después del trabajo con Cora y con Alyssa, nos topamos con un saco de dormir en el portal del edificio.
—¿Y esto? —Fue lo primero que acerté a decir.
—Parece que algún mendigo ha decidido pasar aquí la noche —comentó Cora.
Creo que Alyssa y yo pusimos la misma cara, pero ella reaccionó antes:
—Sería la primera vez. La verdad es que es un edificio muy tranquilo.
No pude evitar hacerle una caída de ojos:
—No lo dirás por La guerra de los Rose que mantenéis Pam y tú.
Ella arruga la nariz:
—Eso es privado. Me refiero a cosas como ésta, ya sabéis —lanza una mirada al saco de dormir y concluye—. De todas formas, no podemos dejar esto aquí. Habrá que sacarlo a la calle, pero no me hace gracia tener a alguien durmiendo debajo de la escalera.
Asiento con la cabeza, dando a entender que estoy de acuerdo, pero cuando me mira comprendo que espera algún otro movimiento por mi parte…
—Ah, no, conmigo no cuentes para sacarlo. Eso debe tener de todo —sentencio.
—Deberías estar acostumbrada —deja caer ella— ya que te pasas todo el día rodeada de futbolistas sudorosos.
No me esperaba ese dardo, así que mi defensa es más bien pobre:
—No estoy siempre rodeada de futbolistas sudorosos.
—También se aplica a deportistas de todo tipo.
—Te puedo presentar a alguno si estás harta de modelos empolvadas —contraataco, más lúcida.
—Por favor —interviene Cora—, tampoco es para tanto.
Y sin demasiados miramientos, coge el saco de dormir por una esquina y lo echa a la calle a través de la puerta abierta.
—¿Veis como no era tan difícil?
—¡Eh!
Las tres nos giramos en dirección a la voz. Una chica recoge el saco de dormir y a continuación se gira hacia nosotras con cara de enfado.
—¿Cuál es vuestro problema? ¡Sólo lo estaba dejando guardado un rato!
Alyssa la mira con incredulidad.
—Ya, y lo habías sacado para que le diera el aire, ¿verdad? ¿Dónde están tus padres?
Ella nos encara, furiosa.
—No tengo cinco años, ¿sabes?
—Tampoco parece que tengas muchos más… —dejo caer, cruzando los brazos.
La chica –apenas una adolescente, metro cincuenta y cinco como mucho, cabello castaño con una mecha color celeste- alza la barbilla, soberbia.
—Tengo quince años —declara—, pero de todas formas eso no es asunto vuestro.
—Eso es lo que queremos, que no sea asunto nuestro —dice Cora, poniendo los brazos en jarras—, pero si aparece una menor durmiendo en nuestro portal, creo que empieza a convertirse en asunto nuestro. Así que, si no quieres que llamemos a la policía, o te largas o nos cuentas qué demonios haces aquí.
La chica suspira con gesto enfadado, rindiéndose a la evidencia. Finalmente responde:
—Me he escapado de casa.
Nos miramos entre nosotras, y Alyssa anuncia:
—Tiempo muerto. Subamos a mi piso.
Ayudamos a nuestra prófuga a recoger sus escasas pertenencias antes de subir al piso de Alyssa. Prue no está en casa, así que nadie nos interrumpe mientras nos dirigimos a la cocina, donde cogemos algo para beber a la espera de una historia. La chica no se corta a la hora de inspeccionar la cocina de Alyssa, y no es para menos, hay que reconocer que la tiene decorada casi de revista. Cuando la dueña de la casa finalmente se sienta frente a nosotras, interrogo a la chica:
—Para empezar, ¿cómo te llamas?
—Tabitha —responde—. Tabitha Hamilton.
—¿Y por qué te has escapado de casa, Tabitha Hamilton? —Pregunta Cora con sarcasmo, aunque lo suaviza para inquirir—. ¿Tienes problemas con tus padres?
Por su tono de voz intuyo que se refiere a malos tratos y otros temas turbios. Tabitha responde, vaga:
—Sí.
—¿Qué clase de problemas? —Insiste.
La chica se encoge de hombros.
—Los normales, supongo. Discutimos mucho —ante la insistente mirada de Cora, aclara—. Pero no me pegan ni nada de eso. Sólo discutimos.
Mi compañera de piso suspira, relajando los hombros. Supongo que se figuraba algo más grave.
—Todos pasamos por eso, Tabitha —contesta Alyssa, conciliadora.
Ella se tensa.
—Ya lo sé, ¡pero les odio! No me comprenden, quieren que sea otra persona distinta a la que soy, que me convierta en un clon suyo, y les detesto.
—No digas eso —trato de apaciguarla.
Ella me atraviesa con la mirada.
—¿Qué sabrás tú? No conoces a mis padres.
No puedo evitar enarcar una ceja.
—Bueno, tú tampoco conoces a los míos… y yo también tuve que rebelarme ante lo que ellos querían para mí.
Tabitha me sostiene la mirada con gesto duro. No sé hasta qué punto estará exagerando (la edad que tiene hace esas cosas), pero desde luego vamos a tener que bajarle un poco los humos.
—¿Y te has escapado de casa por eso? —Pregunta Cora—. ¿Porque no quieres ser lo que ellos quieren que seas?
La chica asiente con la cabeza.
—¿Y qué profesión tan terrible es esa? —Le toca el turno a Alyssa.
—Oculista.
Las tres nos miramos entre nosotras con un gesto un tanto difícil de concretar. No es el trabajo de nuestros sueños, pero tampoco está tan mal. Es decir, hay cosas peores.
—¿Y tú qué quieres ser? —Pregunta Alyssa.
—Diseñadora gráfica —responde Tabitha, con una nota de orgullo en la voz—, pero ellos no quieren ni oír hablar del tema.
Durante un momento, nos quedamos calladas. No parece tan grave, lo cierto es que cuando le ofrecimos que subiera, pensábamos que estábamos frente a un caso extremo, aunque seguramente lo sea para Tabitha. Finalmente, Alyssa decide:
—Está bien, vamos a hacer una cosa: quédate aquí esta noche, y mañana veremos, ¿de acuerdo?
La expresión de la adolescente cambia por completo, casi se le ilumina la cara. De todas las presentes, yo soy la que mejor debería poder ponerse en su lugar, y lo cierto es que lo hago… más de lo que debiera, teniendo en cuenta que soy una adulta y que ella, en cambio, sólo es una cría. Pero en fin, también yo fui una cría llena de sueños que me han convertido en lo que soy hoy, así que a lo mejor Tabitha sólo necesita un pequeño empujón, y si sus padres no están dispuesto a dárselo, a lo mejor nosotras podemos hacer algo al respecto.
Como siempre, una gran narración, me quito el sombrero!! Esperemos que las chicas no se metan en un lío por acoger a Tabitha! Bss!
ResponderEliminarMuchas gracias! Se irá viendo, se irá viendo... ;)
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