Estaba haciendo mis deberes de Ciencias Naturales con Prue, que se había levantado unas veinte veces de la mesa de la cocina con toda suerte de excusas, cuando oí la puerta de la entrada. Ya era hora de que Alyssa volviese del curro, aunque me sorprendo al oír una voz además de la suya. No puedo evitar dejar mis deberes de lado y volverme hacia la puerta hasta que logro ver a Alyssa y a su acompañante, un chico de pelo castaño que por poco logra que se me descuelgue la mandíbula… ¡Y eso sí que sería raro en mí!
Alyssa se acerca a mí seguida por él, que me dedica una sonrisa cortés que logra que me derrita, aunque no se me mueva ni un solo músculo de la cara.
—Hola, Tabitha —me saluda Alyssa.
—Hola.
—Ella es Tabitha, la chica de la que te hablé. Está viviendo con mi hermana y conmigo —se dirige al chico. A continuación aclara—. Él es Matt, mi novio. Ha comprado el ático.
Le dirijo una mirada con la que siento a mi indiferencia habitual traicionarme:
—¿Ah, sí?
—Aquí somos muchas chicas —Prue se acerca desde el baño—. Acabarás huyendo.
—Bueno, planeo quedarme para comprobarlo —sonríe él.
—Va a pasar aquí la noche —explica Alyssa—. Mañana vienen los de la mudanza, y quiero ayudarle.
—¡Ah! Yo también te echaré una mano —se apresura a decir Prue.
—Sí, y yo —añado.
—Sois muy amables. Supongo que tendré que corresponderos haciendo la cena.
Y sin decir nada más, se dirige a la cocina como Pedro por su casa y comienza a seleccionar cacerolas e ingredientes. Alyssa y Prue intercambian una mirada cómplice y la menor se dispone a recoger sus apuntes de la mesa, así que decido hacer lo propio y corro tras Prue a la habitación que compartimos desde que Alyssa me permitió alojarme con ellas. A veces me da un poco de cosa, porque se nota a la legua que, por el número de habitaciones que tiene su loft, no está pensado para que vivan en él más de dos personas, pero lo cierto es que me siento muy a gusto aquí, aunque tenga que dormir en un colchón hinchable y dentro de mi saco de dormir.
Cuando estamos ya en el dormitorio, pregunto a Prue:
—¿Conocías a Matt de antes?
Ella suelta una risita y responde:
—Pues claro. ¿Te parece guapo?
Aparto la mirada con la esperanza de que no se me note demasiado y dejo caer:
—No está mal.
Prue se encoge de hombros.
—Un poco mayor para mi gusto.
Me pregunto qué clase de yogurines le gustarán a esta chica. ¡Yo a Matt lo veo perfecto, y tengo cuatro años menos que ella!
—Ya verás cuando se haya instalado. Va a haber tortas —dice de repente.
—¿Y eso? —Pregunta.
—Bueno, aunque a mí no me atraiga, me sé de más de una a la que sí que le va a gustar. Y eso sin contar a Pam, que es capaz de robárselo a mi hermana sólo por fardar de ello después.
No puedo evitar torcer el gesto.
—Entonces, ¿las demás chicas no le conocen?
—Bueno, me parece que Shannon sí, pero me parece que las demás no. Alyssa lleva sus asuntos con mucha discreción.
Eso es verdad. Lo cierto es que aunque Alyssa siempre tiene tiempo para preocuparse por los demás, no suele hablar de sus cosas. Pero a la vista de Matt, tampoco es que me sorprenda… ¡Con las lagartas que campan a sus anchas por el edificio!