miércoles, 30 de octubre de 2013

Pelis de terror caseras

Tanto decir que íbamos a vivir en Londres cuando ha sido hacer la mudanza y empezar a viajar por todo el mundo. Supongo que ser el director de una multinacional tiene esos efectos secundarios, pero sinceramente, esperaba poder aprovechar el inicio de esta nueva etapa para conocer mejor a Tony. Es decir, a mi padre. Todavía me estoy acostumbrando a la idea de tener un padre, y me gustaría que él me ayudase en ese proceso. Él no puede haberse hecho tan fácilmente a la idea de tener una hija. Además, me ha dejado sola en un edificio en el que no hay ningún otro inquilino todavía.

De hecho, a medida que anochece y la luz desaparece, me siento más y más intranquila, y enciendo las luces de casa para que me hagan compañía. Sé que tengo un edificio entero lleno de gente de mi edad justo al lado, pero sinceramente, me da no sé qué aparecer por allí a lo: “Hola, soy vuestra nueva vecina, ¿me dejáis quedarme a dormir en algún sofá?”. No es plan.

Antes de irse, mi padre encargó una compra con la que podría alimentarse a todo un regimiento y en la que se encuentran representadas todas las porquerías de comida basura que ofrecen los supermercados ingleses, y podéis creerme cuando os digo que son muchas. Paso un buen rato echando un vistazo por armarios y nevera antes de decidirme por la pizza, que siempre es la mejor solución. Pero antes me dirijo al cuarto de baño: prefiero darme una ducha.

¿Conocéis esa sensación cuando estáis bajo el cálido chorro de agua de la ducha, las gotas reverberando en el plato de porcelana con ese característico sonido y tú ahí, desnuda, con un sentimiento de vulnerabilidad que es difícil igualar? Es habitual, ¿no? ¿Y si a eso le sumáis la sensación de haber oído un ruido al otro lado de la puerta del cuarto de baño? Al principio trato de convencerme de que son imaginaciones mías, pero el sonido, un crujido insistente, se repite. Me seco a toda prisa y me embuto en el pijama mientras busco con la mirada algo grande y contundente tras lo que protegerme cuando salga. Lo único que tengo es un secador, y me digo que con un poco de suerte, si hay un ladrón quizá consiga confundirle haciéndole creer que es una pistola. Sólo después de haber abierto la puerta recuerdo que tengo todas las luces encendidas, así que las probabilidades son mínimas. Sin embargo, ya no hay vuelta atrás: empuñando el secador como si fuese un arma asesina, salgo al pasillo y enfilo silenciosamente hacia el salón.

Voy descalza, así que mis pies no hacen ruido sobre el parqué pulido de nuestra casa. Ahora sí que oigo claramente que hay alguien en casa, que no eran imaginaciones mías, y empiezan a temblarme los brazos con los que sostengo el secador como los polis de las películas. Me asomo al salón muy despacito y al hacerlo doy un grito… la pelirroja que está en el mismo, rodeada de maletas, da un respingo y se gira hacia mí con los labios formando una O casi perfecta.

-¡Connie! –Exclamo.

Es mi mejor amiga, a la que no veía desde que mi padre y yo cogimos el avión que nos trajo a Londres. No comprendo qué hace aquí, pero de la emoción boqueo como un pez, tratando de decidir qué hacer a continuación, pero ella me lo pone fácil:

-¿Qué haces con ese secador?

Entonces recuerdo que lo tenía en la mano, y lo escondo detrás de mí.


-Pues verás –carraspeo-, la verdad es que es una larga historia…

4 comentarios:

  1. Hola: me gusta como describes esa sensación de vulnerabilidad cuando estamos solas debajo del agua de la ducha y oímos un ruido externo... muy bueno lo del secador... menos mal que era Connie... y no un caco... Ya veo que mucha comida basura... Seguimos en contacto

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    1. ¡Gracias por comentar! Personalmente, soy muy miedosa y siempre que estoy sola me parece oír ruidos en todas partes. Quería plasmar esa sensación de vulnerabilidad, me alegra haberlo conseguido.

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  2. Me he sentido completamente identificada con tu anécdota, sólo que yo, cuando me he visto en esa situación, era más radical que tú pues cogía un cuchillo en vez de un secador, jajaja. Gracias por compartir tu historia ;)

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    1. ¡Gracias por tu comentario! Supongo que depende de lo que se tenga más a mano...

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